(Declaracion de la UNESCO 18 diciembre 1987)
La antigua ciudad de México hoy llamada Centro Histórico, se construyó sobre la ciudad de los aztecas, la legendaria México Tenochtitlan, con las mismas piedras y con las mismas manos de los indígenas derrotados.
Aquí se desarrolló del siglo XVI a fines del XVIII, la barroca ciudad virreinal; en el siglo XIX el México Independiente que se inició con el estilo neoclásico y que transformó su traza por las Leyes de Reforma, que le quitaron los bienes a la poderosa iglesia católica y en el siglo XX, el México moderno que surge del movimiento revolucionario iniciado en 1910.
De todo esto quedó huella en su rica y variada arquitectura que comprende palacios, templos, casonas y plazas, que ocupan 9.1 kilómetros de superficie, en donde se reúnen cerca de dos mil inmuebles catalogados por su valor artístico e histórico.
Buena parte de estas construcciones magníficas alojan museos, restaurantes, hoteles, cantinas y tiendas de todo tipo, hay un dicho ancestral "si no lo hay en el centro es que no existe". Muchas de estas construcciones están decoradas por murales de los mejores artistas mexicanos y algunos extranjeros, que se fascinaron con el movimiento muralista que surgió de la Revolución y se ha considerado la gran aportación artística de México al mundo.